COLUMNAS DE OPINIÓN

Impresiones sobre la Legitimidad 

Tal  como plantea Sergio Zorrilla, es increíble como la idea primaria de nuestros padres libertadores (San Martin, Bolívar) se haya mal entendido, es insólito ver que  todo por lo que lucharon, no se ha logrado y no solo eso, se ha tergiversado y acomodado a la expresión de quien la utilice en un debido momento.

Claro me refiero a los autogobiernos y más específicamente a la relación de legitimidad en que estos acceden al poder, me refiero a la legitimidad de origen, sentados en un sistema de partidos políticos en donde “elegimos” a quien queremos que nos gobierne, en la figura del Presidente de la República.

Sin embargo no concuerdo con esta afirmación, dado que al fin y al cabo  son los presidentes de los partidos políticos los que deciden por quien nosotros podemos votar y nos presentan a sus candidatos para que “podamos elegir”, obviando esta concepción. Es cierto el Señor Sebastián Piñera fue elegido democráticamente con un 51.6% de los votos, siendo luego de 52 años elegido democráticamente un Presidente de Derecha en nuestro país, ya que en 1958 ganó la elecciones Jorge Alessandri Rodríguez.

Pero la legitimidad de origen no es suficiente para poder gobernar y liderar un país, ya que se debe conjugar con la legitimidad de ejercicio, es decir, está bien fueron elegidos democráticamente, pero deben cumplir con lo que prometieron.

Si nos detenemos en este punto nos damos cuenta que en Chile no existen mecanismos ex –post de la elecciones para poder fiscalizar al Gobierno de turno y debemos esperar cuatro años más, para ver si nos logran convencer, para premiarlos con nuestro voto o nos hacen castigarlos sin él.

Entonces al no existir este control intermedio entramos a un vacío en donde solo nos resta poder expresar lo que nos sucede con la gestión del gobierno. Es en este ámbito donde aparece el primer síntoma, las encuestas y una de las más recocidas es la “Encuesta Adimark”, precisamente en la de febrero de este año, aparece lo siguiente, luego de 24 meses de gestión el gobierno obtiene las siguientes ponderaciones, durante el primer año de gobierno la aprobación fue de un 50% y durante el segundo año de gobierno la aprobación fue de un 34% arrojando un promedio de un 42% de aprobación.

Hay muchas causas para explicar esto (el rescate de los 33 mineros, las marchas estudiantiles, los conflictos en Aysén), pero no es el propósito de esta columna, si acabamos de expresar que el presidente fue elegido por un margen algo superior al 50%(legitimidad de origen) y su gestión luego de dos años es de 42% (legitimidad de ejercicio) se puede deducir que el gobierno no está haciendo las cosas bien y en el caso que las esté realizando bien, no las sabe transmitir, por ende cada acción que realice será juzgada por la ciudadanía.

Sin embargo esta no solo se queda en las encuesta, demuestra su opinión y se manifiesta sobre la acciones del gobierno, en materia medio ambiental, de educación , de salud, de transporte y en materia de seguridad, por nombrar algunas, realizando  marchas protestas , foros ,publicaciones etc. Frente a esto cada vez que se realizan marchas, o alguna manifestación se está expresando esto.

Debo suponer que en dos años no se puede generar tanto rechazo en las personas y creo que en más de 39 años de diferentes gobiernos y regímenes de este se ha legislado para los que gobiernan y ligado aun fuerte rechazo de la ciudadanía se generan profundas tensiones.

Creo necesario que se legisle con urgencia mecanismos de evaluación y control a los gobiernos, para que antes de cuatro años, las personas que lo eligieron puedan decidir si, su programa de gobierno se ha ejecutado o no y qué medidas se deben tomar y tal vez en un caso extremo cambiar al gobierno.

“No vamos a esperar, la idea nunca nos gustó, ellos no están haciendo lo que al comienzo se pactó” (No necesitamos Banderas, Los Prisioneros 1984)

 
Diego Silva Jiménez

Socio Fundador de  www.paisproactivo.cl

El autor de esta columna de opinión, es Licenciado en Ciencias de la Administración Pública y Administrador Público de la Universidad de Santiago de Chile. Además posee un Diplomado en Políticas Públicas en esta casa de estudios superiores.

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