La discusión del aborto en Chile como un tema de interés público y de impacto colectivo
Recientemente se ha aprobado en Chile la idea de legislar acerca de la legalización del aborto, bajo la argumentación y cabida de tres causales: violación de una mujer, en caso de riesgo de la vida de la mujer en período de embarazo y la inviabilidad médica del feto durante el período de gestación. Esta iniciativa legislativa, forma parte de la agenda programática de la Presidente Bachelet, y también de una discusión de agenda pública durante las últimas dos décadas, en las llamadas discusiones de temas valóricos a nivel de país.
El día 4 de agosto de 2015, fuimos testigos a través de los medios de comunicación, de las diferentes manifestaciones (a favor y en contra de la idea de legislar en esta materia) por parte de diferentes organizaciones en las afueras del Congreso Nacional en la ciudad de Valparaíso. Ciertamente, este tipo de discusiones a nivel parlamentario, logra una atención y cobertura nacional, puesto que frente a este tema, la gran mayoría de los ciudadanos tiene una opinión, ya sea esta de carácter solo enunciativa, hasta quienes tienen un conjunto de argumentaciones basadas en principios, planteamientos religiosos, evidencias empíricas y hasta un tratamiento sociológico del tema.
En este sentido, yo también como ciudadano de este país tengo mi opinión al respecto: creo que es necesario legislar para legalizar el aborto en Chile bajo el argumento de las tres causales enunciadas en el proyecto de ley. Sin embargo, no creo en que sea adecuado aprobar el aborto a todo evento, puesto que considero que los efectos de esa medida, analizados como costos individuales y sociales, son de alto impacto y que afectan no solo a las mujeres sino que a la sociedad en su conjunto.
Los argumentos a favor de estos planteamientos, los desarrollo a continuación:
1. La Constitución de la República de Chile y la Declaración Universal de los Derechos Humanas, consagra el principio de que hombres y mujeres nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Desde este planteamiento primario, los individuos ejercen y activan acciones que se fundamentan en el principio de la libertad, entendida esta en el contexto de una sociedad organizada a través de diferentes figuras jurídicas.
2. Para situarnos en un contexto específico, bajo esta premisa, las mujeres deciden libremente cuando y con quién inician su actividad sexual. La base primaria de supuestos en este caso es que la mujer va a tomar esta decisión asumiendo informada y racionalmente los costos y beneficios de esta decisión libre. Si un individuo atenta contra esta libertad y viola una mujer, entonces el Estado debiera garantizar la posibilidad de aborto bajo esta causal.
3. Si durante el desarrollo de la gestión de la nueva vida que nacerá (potencialmente) en un momento determinado, existe un informe médico que certifica que el feto en gestación no es viable desde el punto de vista médico, entonces el Estado debe garantizar a la mujer la opción de un aborto legal que le permita minimizar su dolor físico y emocional, y por ende el de la familia subyacente a esta mujer.
4. Si durante el desarrollo del embarazo, la mujer está con riesgo de morir por motivos médicos, el Estado debe garantizar la opción de un aborto legal, para proteger la vida de esa mujer y con esto apoyar a una eventual familia que corre el riesgo de perder al integrante más importante de este núcleo.
5. En lo que se refiere al aborto legal libre, a todo evento, tengo mis reparos y no estoy de acuerdo, dadas las repercusiones sociales y el impacto colectivo que esta situación o decisión conlleva. Muchas personas y movimientos sociales han planteado legítimamente que la decisión de abortar debe ser libre y exclusiva de la mujer. El punto es que si bien es cierto la mujer (así como los hombres) son libres en sus decisiones, este tipo de acciones decisionales repercuten en una país. Ya hace más de un siglo, el sociólogo Emile Durkheim, investigó y analizó el suicidio (así se llamaba esa obra temática; 1897) como un objeto de estudio de la sociología.
Durkheim logró identificar patrones sociales y culturales que tenían cierto nivel de correlación con las decisiones de suicidio de las personas. Es así como aún podemos observar este fenómeno en forma alarmante (observado como un problema más sociológico colectivo que individual) en países como Japón, Corea del Sur y Rusia, por nombrar a parte de los países con mayores tasas de suicidio. En mi opinión, creo que también el tema del aborto debe ser abordado como un tema sociológico y no como una relación de meras decisiones individuales de carácter unilateral.
Para desagregar de mayor forma esta línea argumentativa, esbozo algunas preguntas:
· Qué pasa si esa mujer se arrepiente de la decisión irreversible que tomó? Acaso en la gran mayoría de estos sucesos, el sistema público (financiado con parte de nuestros impuestos) después no tiene que hacerse cargo de la rehabilitación psicológica de esa mujer?
· Qué ocurre en el caso de que la mujer es la que decide abortar y el padre de ese futuro bebé no está de acuerdo? Se está sobreponiendo un derecho y una libertad por sobre otra?
Desde luego en este debate aparecen otros elementos de análisis. La mujer es discriminada en los costos de su salud y en materia laboral. Muchos hombres se desentienden de su rol de padre y abandonan a mujeres embarazadas. Ciertamente estos puntos son realidades observables y hay que mejorar los mecanismos en que efectivamente la mujer tiene un trato desigual en la actual estructura social. Sin embargo, considero que legalizar el aborto a todo evento no contribuiría en nada a mejorar estas condiciones injustas en muchos casos.
Este tema debe mirarse desde un análisis de país, lo que pretendemos para el desarrollo de las nuevas generaciones, como coexisten los principios de libertad con el ejercicio responsable de deberes y derechos. En nuestra era posmoderna (y es una opinión muy personal) pienso que hay una asimetría entre los derechos que se promulgan versus los deberes que se tienen en una sociedad democrática. La maximización de beneficios con el menor costo posible, traspasó las fronteras de los planteamientos de la teoría económica y hoy forma parte de nuestro diario vivir. Podría desarrollar muchos ejemplos en esta materia pero perdería el foco de mi argumento central: apoyo la legalización del aborto bajo tres causales pero no apruebo la idea de que se legalice un aborto a todo evento.
Finalmente quisiera decir que sería bastante valioso, promover una política pública más robusta que fortalezca temas como la sexualidad responsable, la promoción de la vida y los derechos de niños y niñas, el uso del preservativo, el uso de la píldora del día después en casos específicos y el aborto bajo los tres argumentos esbozados por el Gobierno. como una situación de excepción.
Los tiempos cambian, las sociedades se complejizan. En este sentido el Estado debe hacerse cargo de estos cambios pensando en el futuro y el porvenir de las nuevas generaciones de nuestro país.
Germán Sanhueza Muñoz
Director Ejecutivo de www.paisproactivo.cl
El autor de esta columna de opinión es Licenciado en Ciencias de la Administración Pública y Magíster en Gerencia Pública. Posee cursos de perfeccionamiento académico en la Universidad de Harvard EE.UU y en la Universidad Autónoma de México. Actualmente es candidato a Doctor en Educación. Por más de quince años desarrolla actividades académicas en instituciones de educación superior de Chile en conjunto con labores de consultoría en el sector público y privado.
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