Todo tiempo pasado fue mejor
Pareciera ser que los valores son parte del pasado, ya nadie respeta a nadie más que a sí mismo y se exige constantemente que no se pasen a llevar nuestros derechos, mientras olvidamos, fácilmente, nuestros deberes como miembros de un mismo entorno.
¿Qué fundamentos tengo? Basta con un simple viaje en locomoción colectiva, donde nadie recuerda una simple frase que abre paso de forma rápida y sencilla… “permiso, por favor”. En vez de eso, pareciera ser mas efectivo un empujón y otro signo de modales perdidos se traducen en la ausencia del “perdón”.
No es de extrañar entonces, que lleguemos molestos a nuestros lugares de destino (trabajo, hogares, etc.), puesto que en el trayecto, sea en transporte público o privado, todos nos pasamos a llevar entre todos.
Pensaba que podría haber un grupo etáreo que escapara a la norma, ya que los que hoy son considerados como tercera edad, en su juventud se jactaban de ser educados en sus hogares, con una alta carga valórica. Pero la sorpresa es grande, ya que los empujones son una moda que traspasa generaciones, luego se dice que los jóvenes son (me incluyo, entonces somos) los mal educados.
¿Dónde quiero llegar con todo esto? Tan simple como hacer una invitación a recordar los tiempos en que los programas infantiles nos enseñaban, muchas veces en canciones, a decir “permiso”, “por favor” y “gracias”. Somos casi 17 millones de habitantes, incluso más dirían los dueños de empresas constructoras (quienes tienen la verdadera información demográfica del país). Por lo mismo tratemos de hacer más llevadero y amigable algo tan cotidiano como un viaje a cualquier destino. Basta con ir apretados en la micro o el metro, o con los atochamientos en las calles, donde parecemos alimento enlatado, pero seríamos más humanos si andamos como seres civilizados por los lugares públicos y que sabemos, son de alto tránsito.
Finalmente, evitemos abrir la boca para insultar después de pasar a llevar el espacio del otro (o que hayan pasado a llevar el nuestro) y abrámosla para algo tan simple y educado, como la frase “permiso, por favor” y si es posible, no olvide dar las “gracias”, seguro más de alguien abrirá paso y otros podrán contagiarse con esta nueva moda transgeneracional. Recordemos que educación no solo es la que se recibe en una sala de clases, sino que también son los valores (a veces subvalorados) impartidos al interior de las familias, quienes debieran ser objeto importante de las políticas educacionales de nuestro país.
Ya que estamos sumergidos en una sociedad donde exigimos que se cumplan nuestros derechos, pero olvidamos que para esto debemos cumplir con nuestros deberes, consideremos que “la ignorancia siempre va a ser atrevida”.
Natalia Pérez Moya
Socia Fundadora de www.paisproactivo.cl
La autora de esta columna de opinión es Administradora Pública y Licenciada en Ciencias de la Administración Pública de la Universidad de Santiago de Chile.
Nota: Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quién las emite y no representan necesariamente el pensamiento de www.paisproactivo.cl
|
.jpg)
.jpg)
