LAS GRANDES DIFERENCIAS ENTRE EL SECTOR PRIVADO Y EL PÚBLICO
Las palabras que leerán a continuación no tienen ningún afán de revelar una verdad que nadie conozca. Es claro para mí que estas son realidades que todos saben porque las viven día a día. Sin embargo, pareciera que no se tienen en consideración en el análisis de las consecuencias que ellan conllevan.
Cuando Sebastián Piñera era candidato a la presidencia de Chile, mucho se habló de lo importante que era su paso por el sector privado. La consigna era sencilla: Una persona tan exitosa en el ámbito empresarial, seguramente tomaría las mejores decisiones y llevaría a Chile a ser exitoso también.
Gran parte de este pensamiento es además atribuible al descontento con la clase política. Estando los políticos tan desprestigiados, la ciudadanía deseaba que alguien ajeno a ella viniera a hacerse cargo. Con esto no pretendo decir que Sebastián Piñera esté ajeno a la política, si no que su personalidad de empresario llega a ser tan importante que opaca cualquier otro aspecto de su vida.
Este mismo pensamiento se tuvo una vez que fue electo. Se habló del gobierno de la excelencia y se dio a entender que el nuevo Estado se construiría a partir de personas inteligentes y exitosas provenientes del sector privado.
Claramente, es muy difícil -si no imposible- saber si estas personas hubiesen realizado un buen gobierno -o no- en circunstancias normales, porque debemos tener en cuenta que toda su gestión ha sido marcada por desastres naturales y otras circunstancias extraordinarias. Esto hace necesario de que toda su gestión se vea con otro cristal. Sin embargo, hay algo que nunca podrá negarse y es que la consigna, de la cual se habló en un principio, es absolutamente falsa.
El éxito en el sector privado no asegura, bajo ningún aspecto, el éxito en el sector público.
Tenemos muchas razones que justifican la frase anterior. Entre ellas, una de las más importantes y conocidas: Mientras en el sector privado se puede hacer todo aquello que no esté expresamente prohibido, en el sector público sólo se puede hacer aquello que está expresamente permitido. Esto cambia el panorama en 180 grados y no sólo por el marco legal que los domina (que sin duda es trascendental), sino que también mata las armas más poderosas del sector privado: La innovación y la posibilidad de equivocarse. La innovación, porque no se puede ir más allá de lo que otros han pensado y la posibilidad de equivocarse, porque en el sector público los errores están penados (ya sea en el aspecto legal o político), esto es así, porque cualquier equivocación que cometan la terminan pagando todos los chilenos
No obstante, existe otra diferencia muy importante a la que prácticamente nadie hace referencia: La administración económica.
Siempre ha existido la discusión de quién es el más apto para controlar la economía, si el Estado o el mercado. Sin embargo, la realidad nos muestra que hoy ese debate se encuentra obsoleto porque el sector privado y el sector público enfrentan dos economías completamente diferentes.
Por un lado tenemos al sector privado que tiene amplia movilidad del capital. Puede comprar acciones de una empresa el día de hoy y venderlas al día siguiente de manera fácil. Así mismo, la globalización ha permitido la expansión territorial y las empresas han crecido fuera de los límites de su país de origen. Esto no solamente permite el crecimiento, si no que también da la posibilidad de cambio. Si una empresa no está dando resultados en un lugar físico o se ven mayores ganancias en otro lugar, esta organización puede mudarse sin problemas. La economía muestra un mundo en el que las riquezas se mueven constantemente y los empresarios exitosos de hoy son los que saben perseguir dichas riquezas.
Pero en el público la movilidad se corta. Una empresa puede mover sus oficinas de una región a otra, pero las personas no pueden moverse de manera tan fácil. Puede que, de forma excluyente, algunos individuos sigan la aventura empresarial, pero cuando hablamos de pueblos, regiones o países la cosa es distinta. Es verdad que el Estado debe estar constantemente preocupado por la economía. Sin embargo, su administración enfrenta una economía estancada donde los capitales se mueven pero los individuos no. Entonces se convierte en un desafío el mover el capital hacia las personas. Como se ve, radicalmente opuesto a lo que pasa en el sector privado.
Se destaca que las personas de más riqueza son las que tienen mayor movilidad, porque son ellos los que tienen los recursos para perseguirla. Esto genera el gran círculo vicioso en donde la riqueza genera más riqueza, pero la pobreza se estanca. La gente pobre no tiene los recursos para mudarse constantemente o para generar gran movilidad con su capital, por lo que les resulta imposible amasar alguna clase de fortuna. Lo que parece fácil en un lado, se hace difícil en el otro.
Es allí donde nace la gran responsabilidad del Estado: Acercar la riqueza a aquellos que no pueden dirigirse hacia ella. Es por ello su preocupación por el desempleo, la movilidad social y la educación, entre otras. El gran deber del Estado es la igualdad en todos sus aspectos, sobre todo en oportunidades y calidad de vida.
Dado esto se entiende por qué es tan grande la diferencia entre el sector privado y el sector público. Son dos mundos completamente distintos porque, como alguien muy inteligente dijo: La riqueza es mundial, pero la pobreza es local.
Gerard J. Toro
Socio Fundador de www.paisproactivo.cl
El autor de esta columna de opinión es estudiante de cuarto año de la carrera de administración pública de la Universidad de Santiago de Chile. Además realiza labores como ayudante de investigación para el Departamento de Gestión y Políticas Públicas de esta casa de estudios.
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