Alza de los precios de los Alimentos
Entre los años 2005 y 2008 los precios de los alimentos básicos, en todo el mundo, alcanzaron sus valores más altos en 30 años. Aunque luego de conseguir su máximo valor, en junio de 2008, los precios se desplomaron, disminuyendo un 33% en seis meses, no obstante, esta caída duró poco tiempo.
El alza de los precios de los alimentos tiene varias razones: los grandes países productores sufrieron malas cosechas en la segunda mitad del año pasado, conjuntamente, Rusia, Ucrania y Kazajistán vivieron la peor sequía en medio siglo, hubo graves inundaciones en Australia, Canadá y Estados Unidos, además de la ola de frío en el norte de Europa. Con esto, es probable que la volatilidad de los precios de los alimentos haya venido para quedarse definitivamente.
Las variaciones rápidas de los precios, principalmente al alza, son una peligrosa amenaza para mantener la seguridad alimentaria de los países que se encuentran en desarrollo, ya que según el Banco Mundial, entre los años 2010 y 2011 el aumento de los precios de los alimentos condujo alrededor de 70 millones de personas a la pobreza extrema, por ende la población pobre es la más afectada. Sumado a ello, luego de las caídas, los repuntes de los precios podrían perjudicar aún más a los países pobres haciendo que les sea mucho más caro importar alimentos para su población. Esta situación podría agravarse a tal punto que, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) las personas que viven con menos de 1,25 USD al día (aproximadamente $620 chilenos) podrían verse obligada a saltarse una comida cuando aumentan los precios de los alimentos. Adicionalmente, según el sitio web www.comprandojuntos.org entre un 5% y un 10% más que en años anteriores gastarían los hogares chilenos este año en insumos básicos como el trigo, el azúcar, el maíz y el aceite.
De acuerdo a lo señalado por el Banco Central, en un año el 20% del consumo total de los chilenos corresponde a alimentos. Eso significa que al mes en promedio un hogar de cuatro personas destinaría aproximadamente $242.000 a llenar su despensa, según un cálculo realizado por Hernán Frigolett, gerente general de Aserta Consultores. De este modo, con un alza de un 5%, la compra mensual se elevaría a en $12.100, y si el aumento llega al 10% la compra se eleva a $24.200. En términos relativos de comparación, son las personas pobres quienes más sufren con el alza de los alimentos ya que alrededor del 30% de su presupuesto se va a este ítem.
Los agricultores también resultan perjudicados, pues necesitan saber los precios que tendrán sus cultivos al momento de la cosecha, ya que, si los precios serán altos, plantarán más, en cambio, si se prevé lo contrario, plantarán menos. Uno de los temas que pone en jaque a los productores es el alza de los insumos y de los procesos asociados a la producción.
El mercado mundial de alimentos en la actualidad es muy ceñido, la oferta y la demanda no van al mismo ritmo. Se trata de un equilibrio muy delicado que debe tenerse en consideración ya que puede romperse fácilmente con crisis como sequías o inundaciones en los sectores productores relevantes. Por tanto, un elemento a tener a la vista es el crecimiento de la población y la presión demográfica que ello conlleva, la que se agrava con los fenómenos meteorológicos en extremo variables fruto del calentamiento del planeta y del cambio climático.
Conforme a lo que señala el Banco Mundial, las inversiones que se realizan para mejorar la productividad agrícola y ambientalmente sostenible, las herramientas de gestión del riesgo, las tecnologías en biocombustibles menos intensivas en productos alimenticios y las medidas de adaptación al cambio climático son todas necesarias a mediano plazo con el objeto de amortiguar el efecto de la volatilidad esperada en los precios de los alimentos en las personas más vulnerables.
La estabilidad del mercado de los alimentos depende en gran medida del incremento de la inversión en agricultura, en especial en los países en desarrollo donde, según señala la FAO, vive más del 98% de las personas pobres que pasan hambre, y donde la producción de alimentos deberá duplicarse de aquí al año 2050 para poder alimentar de forma adecuada a la creciente población.
En definitiva, y de acuerdo a lo antes señalado, es necesaria más información y de mejor calidad con tal de aumentar la transparencia de los mercados de los alimentos y su comercialización, esto contribuirá a garantizar que los gobiernos y los comerciantes tomen las mejores decisiones y se evite el pánico y las reacciones muchas veces irracionales.
Marcela Paz Cancino Salas
Socia Fundadora de www.paisproactivo.cl
La autora de esta columna de opinión es Administradora Pública y Licenciada en Ciencias de la Administración Pública de la Universidad de Santiago de Chile. También posee un Diploma en Políticas Públicas de esta casa de estudios superiores. Actualmente se desempeña profesionalmente en temas de diversidad y no discriminación en el Sector Público Chileno.
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