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Bebidas sin alcohol: ¿Se deben regir como los
expendios de venta de alcohol?
La llamada Ley de “Tolerancia Cero” sobre el expendio y consumo de bebidas alcohólicas, sin duda ha tratado de impedir que un conductor ebrio que haya provocado la muerte de una persona pueda volver a manejar. La nueva ley baja la norma actual que rige para el estado de ebriedad de 1 gramo por litro de sangre a 0,8 y; bajo la influencia del alcohol, de 0,5 a 0,3.
No obstante, la mayoría y sobretodo los jóvenes han buscado opciones para satisfacer su deseo de beber con los llamados “tragos sin alcohol”, los cuales comercialmente han logrado un boom de ventas a lo largo del país, en especial en pubs, restaurant y botillerías. Pero con todos los cambios que se han hecho a las normativas, no hay que olvidar que la Ley 19.925 que regula el expendio de bebidas alcohólicas; las medidas de prevención y rehabilitación del alcoholismo, y las sanciones y los procedimientos aplicables a quienes infrinjan las disposiciones pertinentes, regula las patentes comerciales que se entregan a un expendio de bebidas alcohólicas que por supuesto venda y comercialice bebidas con alcohol. Las bebidas alcohólicas las entendemos como bebidas que contienen etanol (alcohol etílico), atendiendo a la elaboración se pueden distinguir entre bebidas producidas por fermentación alcohólica (vino, cerveza, hidromiel, sake) en las que el contenido en alcohol no supera los 15 grados, y las producidas por destilación, generalmente a partir de un producto de fermentación (licores, aguardientes, etc.) La cantidad de alcohol de un licor u otra bebida alcohólica se mide bien por el volumen de alcohol que contenga o bien por su grado de alcohol.
Es por esto último que nos encontramos con un vicio en la ley, ya que si entendemos que un expendio de bebidas alcohólicas se rige por la ley 19.925, y por ende vende bebidas alcohólicas, podemos decir que los demás establecimientos podrían comercializar bebidas sin alcohol, ya que éstas como bien dicen no contienen alcohol, y podrían estar a la venta por cualquier local comercial, como almacenes, bazares, kioscos y por consecuencia ser consumidos por jóvenes e inclusive por niños. Si bien los consumidores de este tipo de bebidas buscan como principal objetivo calmar la sed y poder conducir sin los efectos del alcohol, podríamos estar frente a una incipiente dependencia al consumo de alcohol a largo plazo en los niños que consumas estas bebidas, ya que asociarían el sabor. Lo cual a largo plazo podría derivar en mayores accidentes de auto relacionados al consumo, como el incremento de la actividad sexual precoz y sin protección, suicidio, consumo de tabaco y portación de armas, además, tiene un alto costo financiero para la sociedad, respecto a prevención y rehabilitación.
Las bebidas sin alcohol han dado la alternativa de que adultos puedan consumir sin afectar sus sentidos y así dar cumplimiento a la ley de tolerancia cero, pero no hay que olvidar que se debe regir la venta de bebidas sin alcohol, ya que debiesen comercializarse en los mismos lugares de bebidas con alcohol y que se apliquen sus mismas leyes, no autorizando la venta a menores de edad y menos promoviendo su consumo. Esperamos que el legislador considere esta preocupación a largo plazo y no sea peor el remedio a la enfermedad, no solo para el consumo, sino también para la regulación y fiscalización de los expendios de este tipo de bebidas.
Valeria Cuevas Forné
Socia Fundadora de www.paisproactivo.cl
La autora de esta columna de opinión es Administradora Pública y Licenciada en Ciencias de la Administración Pública de la Universidad de Santiago de Chile. Profesionalmente se ha desempeñado en distintos ámbitos de la Administración Local, actualmente ocupa el cargo de Jefa de Patentes Municipales y Encargada del Área de la Mujer de la Municipalidad de Conchalí.
Nota: Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quién las emite y no representan necesariamente el pensamiento de www.paisproactivo.cl
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