Proyecto de reforma laboral en Chile: fantasías del Gobierno.
El día dos de mayo del presente año, el Presidente de la República Sebastián Piñera, junto el Ministro del Trabajo y de Hacienda, dieron a conocer la creación del proyecto de Ley sobre “Modernización laboral”. El presente proyecto será ingresado a la cámara del Senado para buscar ser aprobado y revisado por la cámara baja.
Este mensaje tiene entre otros contenidos, promover una jornada de trabajo mensual de 180 horas a nivel individual, las cuales podrán ser negociadas semana a semana por el trabajador. En segundo lugar, busca generar una jornada semanal de no menos de cuatro días ni más de seis, a través de una bolsa de horas extraordinarias, que también podrán compensarse en días adicionales de vacaciones. En tercer lugar, pretende que el propio trabajador pacte un horario de entrada y salida con el empleador, y para ello se requerirá disminuir el horario de colación de una hora (en gran parte de los trabajos) a media hora.
Los puntos del proyecto son más, pero buscaba detenerme en los mencionados y realizar estas preguntas: ¿El gobierno está respondiendo a la realidad que viven los trabajadores? ¿Se está trabajando por sus derechos? Mi respuesta no titubea, siendo un rotundo NO. Este proyecto de Ley es completamente absurdo, en su esencia y contenido. No existe trabajador asalariado en Chile que se encuentre en igualdad de condiciones con su empleador. En esta relación no ganará el trabajador.
Es preocupante que el espíritu del mismo mensaje sea relevar al individuo como un “no social”. Se desmerece la facultad organizativa que tanto les costó tener a los trabajadores, como lo son las organizaciones laborales y sindicatos. La condición de flexibilidad mal entendida por el gobierno es absolutamente arbitraria, pues una negociación individual estará carente de equidad y fortalecerá la condición de subordinante y subordinado, limitando las garantías del propio trabajador.
Por otra parte, se concreta en este proyecto de ley la visión del gobierno sobre el trabajo, adscribiendo a este la cuestión meritocrática. En esta lógica, se desglosa el discurso de que a más esfuerzo y más horas, mayor será la productividad y mejor será el trabajador. Lo que no se refleja en los hechos concretos y reales. Alemania, por ejemplo, tiene una de las tasas más altas de productividad según la OCDE (107,4 dólares/por hora trabajada) y se trabaja solo 35 horas semanales.
El tiempo y el descanso del trabajador son parte de sus derechos básicos y el uso de estos derechos debe estar garantizado por el Estado. Bajo ninguna lógica es un proyecto moderno, sino que más bien, una fantasía de la realidad social. No se puede buscar jugar con el trabajador con condiciones de cambio, un trabajador no se puede someter a la lógica de que si trabaja más horas en el día podrá obtener un día de descanso, de que si se demora menos en almorzar (condición básica de subsistencia) podrá optar por salir más temprano.
Se está precarizando el trabajo en Chile y este es un vivo reflejo de aquello. Una jornada semanal de 40 horas es lo más razonable, pero este proyecto que termina humillando a quien entrega su fuerza laboral, es sin más preámbulo una desprotección fatal.
Mariela Delgado Silva
Columnista de www.paisproactivo.cl
La autora de esta columna de opinión se encuentra estudiando la carrera de Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Silva Henríquez. Posee estudios de Ciencia Política en la Universidad de Artes y Ciencias. Nota: Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quién las emite y no representan necesariamente el pensamiento de www.paisproactivo.cl |
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